Playa Ricon de las Galeras en la Península de Samaná

Playa Rincon de las Galeras / Foto Bruno Smith Playa Rincon de las Galeras / Foto Bruno Smith
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Playa Rincon. En la Península de Samaná hay varias excursiones clásicas: Cascada El Limón, Ballenas Jorobadas (sólo en temporada de invierno), Parque Nacional Los Haitises, Cayo Levantado… Estas son las propuestas que encontrarás en cada guión o guía de información sobre la región. Pero si tienes tiempo, curiosidad, ilusión… hay muchos más lugares que visitar, empezando por sus paradisíacas playas.

Una de ellas es El Valle, una playa maravillosa, aún incontaminada y casi desierta que entusiasma a todos los que prefieren alejarse de los lugares más frecuentados. La excursión no sólo es muy recomendable por la belleza de la playa, sino también por su hermoso recorrido, muy panorámico y un poco aventurero.

El camino de tierra comienza cerca de Santa Bárbara de Samaná, cuando se deja la ciudad en dirección a Las Galeras y está señalizado con el clásico cartel del Brugal.

Playa Rincon

Aunque la pista es muy ancha, no siempre está en buen estado – se recomienda un 4×4, un quad o una moto todoterreno. Son aproximadamente 10 km. Suben y bajan por pequeños pueblos rurales (La Casualidad, La Cruz…), donde todos los niños saldrán a saludarles. Cruzan el río San Juan dos veces y regalan hermosas vistas de las colinas y la vegetación local, hasta llegar a la playa. En los pocos chiringuitos instalados allí podrá degustar un sabroso plato típico dominicano, generalmente pescado fresco del día, cocinado al carbón.

La playa es larga y merece un paseo para estirar las piernas después del viaje. Descubra, a la izquierda, la desembocadura del río San Juan, y a la derecha, detrás de las hermosas rocas, podrá bañarse en la pequeña piscina natural de agua dulce formada por la filtración de las rocas.

Si decide realizar esta excursión, cuando inicie el regreso a Santa Bárbara de Samaná, no se detenga al acercarse a la Cascada Lulú, así llamada por los lugareños. En lugar de girar a la derecha por el mismo camino de la ida, siga recto hasta el final del pueblo, donde podrá aparcar su vehículo. En un breve paseo de apenas 6 ó 7 minutos, por un sendero, que bordea el río, rebosante de plátanos, café, espectaculares arbustos de bambú… llegará a la cascada. El sitio, un rincón casi desconocido, es realmente hermoso y, en días festivos, suele estar animado por los niños del pueblo. Un reconfortante baño en la cascada para quitarse la sal del cuerpo es una delicia antes de regresar.

Fuente y Foto: xamana.com / Bruno Smith

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