Uno de los errores más frecuentes de quienes comienzan a escribir

Uno de los errores más frecuentes de quienes comienzan a escribir Uno de los errores más frecuentes de quienes comienzan a escribir
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Uno de los errores más frecuentes de quienes comienzan a escribir es que de entrada en sus escritos comienzan a pedir excusas o dar vagas explicaciones sobre su motivación para escribir. Regularmente quieren explicar qué los mueve a escribir. Pero lo hacen como quienes están de visita en una casa, y más que explicar y dejar claro el motivo de su presencia, lo que hacen es
comenzar anticiparse a las molestias que puedan causar con su llegada.

A los escritores nuevos les encanta comenzar pidiendo permiso como quien teme resultar desagradable. Lo grave es que lo hacen de forma vaga e imprecisa. Ahí mismo comienzan a macujear.

Cuando usted se decide escribir algo con fines de publicarlo, usted tiene que estar mínimamente convencido de que a alguien le va interesar su escrito. Es usted quien debe despertar el interés de su lector desde la forma y el contenido de lo que está escribiendo. Toda comunicación escrita es una invitación a un lector para que tome de su tiempo y le preste atención a lo que alguien se ha propuesto decir.

Nadie lo va leer porque le cogió pena. Lo van a leer porque usted planteó algo provocador y lo hizo de una forma tan interesante y atractiva que captó la atención de los lectores. Si le cojen pena, que sea porque usted arrancó ese sentimiento con su escritura, y no por el lamento que salió del lector cuando intentó adentrarse en el contenido de su libro.

“Yo no sé si esto pueda molestar a alguien, pero no es mi intención fastidiar a nadie. Aunque lo escribí porque creo que quizás alguien esté pasando por lo que yo pasé, entonces, yo no quisiera que a usted le pase lo mismo que a mí. Pero si usted está pasando por que lo que yo pasé…”

“Yo no sé si quería o debería escribir esto, pero una tía mia me dijo…”. A partir de ahí, no importa que más usted escriba, lo que usted puedes estar seguro de que ya el lector cerró su libro y lo puso lo más lejos posible de su vista.

Estas novatadas, aunque suenen chocante, son frecuentes en muchos escritores que se iniciar. La clave está en ganar el interés del lector, la clave es meter al lector en la lectura y que él ni siquiera se dé cuenta de que está leyendo. Entonces es importante que usted sepa cómo va comenzar. Se trata de una técnica de escritura que con la lectura de buenos escritores usted terminará desarrollando.

Otra de las trabas que bloquean al nuevo escritor es el miedo a la sencillez, el miedo a ser claro, fluido y simple.

Hablaré algo más de esto en otra entrega, mientras tanto les dejo los diez mejores comienzos de novelas en la historia, según Rio Negro.

Escribir

1. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.

2. Cien años de Soledad, Gabriel García Márquez
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

3. La metamorfosis, Franz Kafka
“Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, encontrose en su cama convertido en un monstruoso insecto”.

4. “Ana Karenina” León Tolstoi
“Todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz lo es a su manera”.

5 “El Aleph” Jorge Luis Borges
La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el
primero de una serie infinita”.

6 “El extranjero” Albert Camus
“Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: ‘Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias’. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer”.

7. “Moby Dick” Herman Melville
Llamadme Ismael. Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación.

8. “A sangre fría” Truman Capote
“El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman ‘allá’”. En ese allá, el talentoso Capote reconstruye después un caso policial absolutamente atrapante.

9 “El guardián entre el centeno” J. D. Salinger
“Si de verdad les interesa lo que voy a contarles, lo primero que querrán saber es dónde nací, cómo fue todo ese rollo de mi infancia, qué hacían mis padres antes de tenerme a mí, y demás puñetas estilo David Copperfield, pero no tengo ganas de contarles nada de eso. Primero porque es una lata, y, segundo, porque a mis padres les daría un ataque si yo me pusiera aquí a hablarles de su vida privada”.

10 “Fiebre en las gradas” Nick Hornby.
“Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia traería consigo”.

Fuente: Tomas

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